Cómo Substack me está ayudando a reencontrar mi voz de autora
Substack no es solo una herramienta para publicar. Puede ser un compromiso con la vida que quieres, con tu escritura y tu creatividad. Puede ser un acto de autodescubrimiento y autoexpresión.
Después de demasiado tiempo, escribir ha vuelto a ser un susurro constante. Palabras, ideas e imágenes que me rondan, como una presencia tenue y persistente, esperando su oportunidad para tomar forma.
Hubo momentos en que pensé que ese susurro de la creatividad se había apagado para mí, que mi voz y mi escritura se habían perdido en la rutina, en el ruido de la vida, o en el miedo a no ser suficiente. No es la primera vez que la escritura me abandonaba, pero en esta ocasión, el silencio se prolongó más de lo habitual, y con él llegó una sensación de desconexión.
En medio de ese limbo oscuro e inerte, un día se me insinuó Substack, esa plataforma de escritores que está tan de moda y donde solo entraba para mirar. Leía muchos artículos y me daban unas ganas tremendas de participar en esa fiesta creativa, pero permanecía quieta porque sentía que no tenía nada que aportar.
Hasta que algo hizo clic y simplemente hice lo que me llamaba desde hacía meses.
Me atreví a crear algo nuevo. Escribir por fin.
Y no solo eso, sino que por primera vez en años, me tomé en serio mi escritura y me decidí a ser consistente, en este espacio minúsculo, pero propio y lleno de posibilidades. Un refugio donde me comprometí a escribir cada domingo, sin expectativas, solo para mí, solo para darme el gusto, para practicar, para buscar la voz que necesitaba renacer.
Este compromiso semanal se ha convertido en un pacto sagrado conmigo misma. No lo siento como una obligación, sino como una fuente de energía a la que me enchufo para recargarme. Porque es una forma de demostrarme que puedo escribir. Aquí estoy, con mis palabras, aunque sean pocas e imperfectas.
En ese pequeño ritual de sentarme a escribir algo que lanzar al mundo cada semana, he redescubierto lo que todos sabemos, pero se nos olvida: que el compromiso y la constancia son imprescindibles para la creación. Porque las ideas a veces llegan con fuerza, a veces son apenas destellos, pero siempre necesitan que les otorgues un espacio para brotar, crecer y arraigarse.
Está siendo una auténtica revelación. No podría haber escogido mejor nombre.
Escribir en Substack me está haciendo afinar las antenas para seguir publicando una nueva entrega cada domingo. Y no me importa tanto la cantidad, ni siquiera el tema, solo quiero practicar el arte de la introspección a través del lenguaje y dejar que mi propia mirada se revele poco a poco.
En estas pocas semanas, he redescubierto la alegría y la sensación de plenitud que da escribir, no esperando un resultado inmediato, sino como un acto de exploración y creatividad.
Y adicionalmente, han ido surgiendo chispas y conexiones, ideas que me entusiasman y me empujan a seguir investigando y aprendiendo.
He profundizado en el realismo mágico, por ejemplo, y me he vuelto a emocionar en ese universo fascinante donde lo cotidiano y lo extraordinario se entrelazan sin fronteras.
El dark academia también ha ido echando raíces en mi pensamiento; su atmósfera oscura y romántica que refleja los temas que me fascinan: el conocimiento, el misterio, el paso del tiempo, símbolos, arquetipos (mi favorito, siempre el de las brujas). Gracias a la reflexión necesaria para escribir esta newsletter, soy más consciente de que estos elementos son parte fundamental en mi propia literatura de ficción.
Estoy empezando a esbozar ensayos que analicen estos géneros, algunos clásicos y lecturas actuales. No solo desde lo estrictamente académico, sino desde la perspectiva de una autora que encuentra en esos textos ecos de su propio universo. Desde una experiencia de lectura profunda, que ahonde en todas las capas de la literatura, que siempre tiene mucho más que enseñarnos que lo que se intuye a simple vista.
Estas ideas son apenas semillas que empiezan a germinar, y este lugar se está convirtiendo en el suelo fértil donde puedo cultivarlas sin miedo.
Acabo de comenzar este viaje y aún no alcanzo a ver cuáles serán los caminos que se abrirán ante mí, cuál elegiré, dónde acabaré. De momento solo pretendo disfrutarlo.
Lo importante es que las musas han vuelto. Que las ideas fluyen. Que las palabras, al fin, regresan.
Revelación es un taller abierto donde cada texto es un fragmento de un universo en construcción. Mi intención es dejar que se revele a su propio ritmo.
Y es curioso cómo, al escribir sin pensar en una audiencia que ahora mismo ni siquiera existe, siento que de alguna manera me acerco más a quienes puedan leerme.
Porque estoy lanzando mi mensaje al mundo.
Sé que muchos que están en un lugar similar me comprenderán: un eco persistente que sin embargo no termina de hacerse audible, un impulso perdido, un sueño olvidado, una sensación de opresión en el pecho, un futuro que prevé un arrepentimiento certero...
Este espacio es un antídoto contra todo eso.
Substack no es solo una herramienta para publicar. Puede ser un compromiso con la vida que quieres, con tu escritura. Puede ser un acto de autodescubrimiento y autoexpresión. Una manera de reaprender a confiar en el proceso propio y en el tiempo que la escritura necesita.
Porque la escritura es creatividad y también es disciplina bien entendida; es un encuentro con uno mismo, con la memoria, con el momento presente y con la imaginación.
Una conversación profunda que trasciende el papel. Y crea mundos maravillosos.
Cada semana está siendo una pequeña revelación, una chispa de luz que enciende la llama y me recuerda por qué amo escribir.
Nos seguimos leyendo aquí, en este taller abierto, donde cada domingo las palabras vuelven a tener vida.
✨ Marina.